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martes, 30 de octubre de 2012

Tejidos vegetales



La maravillosa gama de colores y formas de las plantas que componen nuestro paisaje es el resultado de un lento y fructífero proceso evolutivo de millones de años. Las primeras plantas terrestres eran muy pequeñas, del tipo de los musgos actuales, y no podían crecer mucho más por carecer de sistemas de transporte de agua y nutrientes. Uno de los grandes avances evolutivos que favoreció la dispersión de las plantas en diversos ambientes, aun los aejados de ríos y charcos, fue el desarrollo de un sistema vascular que podía absorber el agua del subsuelo y enviarla a toda la planta, incluso a grandes alturas, como sucede en los grandes árboles de más de cien metros que viven en algunas regiones del mundo.
La maravillosa gama de colores y formas de las plantas que componen nuestro paisaje es el resultado de un lento y fructífero proceso evolutivo de millones de años. Las primeras plantas terrestres eran muy pequeñas, del tipo de los musgos actuales, y no podían crecer mucho más por carecer de sistemas de transporte de agua y nutrientes. Uno de los grandes avances evolutivos que favoreció la dispersión de las plantas en diversos ambientes, aun los aejados de ríos y charcos, fue el desarrollo de un sistema vascular que podía absorber el agua del subsuelo y enviarla a toda la planta, incluso a grandes alturas, como sucede en los grandes árboles de más de cien metros que viven en algunas regiones del mundo.

 Los procesos de adaptación y especiación fueron llevando a las plantas a desarrollar modificaciones que les permitieron sobrevivir en todo tipo de climas, alturas o condiciones de suelos, gracias a lo cual podemos encontrar plantas tanto en los desiertos ardientes, como en las zonas heladas de nuestro planeta.

  En una planta adulta, los tres tipos básicos de tejidos son: fundamental, vascular y dérmico: Tejido fundamental. Comprende la mayor parte de la planta. Las células que lo conforman son principalmente las del parénquima, que muestran una gran versatilidad al poder encontrarse tanto en las hojas como en el tallo o la raíz. Las células del parénquima pueden tener la función de realizar la fotosíntesis en las hojas, almacenar sus-tandas de reserva en raíces y semillas, o bien la de guardar aire en plantas acuáticas. Las células del colénquima también forman parte del tejido fundamental y su función es sostener a los tallos herbáceos. Se encuentran justo debajo de la epidermis. 
La maravillosa gama de colores y formas de las plantas que componen nuestro paisaje es el resultado de un lento y fructífero proceso evolutivo de millones de años. Las primeras plantas terrestres eran muy pequeñas, del tipo de los musgos actuales, y no podían crecer mucho más por carecer de sistemas de transporte de agua y nutrientes. Uno de los grandes avances evolutivos que favoreció la dispersión de las plantas en diversos ambientes, aun los aejados de ríos y charcos, fue el desarrollo de un sistema vascular que podía absorber el agua del subsuelo y enviarla a toda la planta, incluso a grandes alturas, como sucede en los grandes árboles de más de cien metros que viven en algunas regiones del mundo.


Las células del esclerénquima poseen paredes muy gruesas que proporcionan gran rigidez a la planta y brindan sostén firme; especialmente se les encuentra en las plantas leñosas. En la madurez, este tipo de células muere, pero sigue dando soporte a la planta debido a las gruesas capas de celulosa que contiene. Tejido vascular Está constituido por células del xilema y del ¡lema. Las del xilema se especializan en el transporte de agua y sales minerales des-de las raíces hasta el tallo y las hojas. Contiene células denominadas traqueidas y elementos del vaso. Estas células mueren en la madurez. El tejido del floema transporta los productos de la fotosíntesis y los distribuye a través de toda la planta por medio de sus células, que son los tubos cribosos y las células acompañantes. 

Tejido dérmico. Cubre toda la superficie de las plantas herbáceas y las partes verdes de las leñosas. Contiene células fuertemente unidas, que secretan una capa de cutina que impide la entrada de agua y protege a la planta. En algunas especies hay también células de corcho que protegen con una capa impermeable tallos y raíces de las plantas leñosas. El tejido dérmico contiene además, células de guarda que conforman los estomas, estructuras en-cargadas de regular la entrada y salida de gases, y sobre todo de controlar la salida de vapor de agua. Las características de los tejidos vegetales se re-sumen en el cuadro